Cincuenta sombras liberadas


Por OscarFernando

Dirigida por James Foley
Con Dakota Johnson, Jamie Dornan y Eric Johnson

Anastasia Steele y Christian Grey llegan al altar tras su tormentosa relación iniciada en Cincuenta sombras de Grey, con lo que pasa a convertirse en la señora Grey, sin embargo, su anterior editor continúa acosándola tras los eventos de Cincuenta sombras más oscuras, además, de que la pareja de inmediato comienza a enfrentar los problemas propios del matrimonio, en este caso, la reticencia de Christian a ser padre y sus peculiares gustos sexuales.

La exitosa saga del estudio Universal sobre las novelas de E.L. James llega a su satisfactoria conclusión siguiendo la misma línea de las dos películas anteriores, de hecho, en este caso la película fue realizada simultáneamente con la anterior entrega, lo cual en este caso resultó más fácil que en otro tipo de producciones pues estas no requirieron de un gran despliegue de logística.

La película tiene un poco, solo un poco más toques de acción que la anterior entrega, pero sus fuertes siguen siendo las escenas y la trama sobre los deseos generalmente no exteriorizados por las mujeres al involucrarse de lleno en una relación, verdadero sector demográfico al que va dirigido y que las ha vuelto un auténtico éxito de taquillas.

La dirección de James Foley, al haber sido realizado simultáneamente con la anterior, es en general buena, dejando un montón de huecos argumentales porque básicamente así lo requiere la propia historia, pero como valores cinematográficos sale bien librada, con buen trabajo de fotografía de John Schwartzman y la siempre efectiva música de Danny Elfman.

Por lo demás, es una fantasía exagerada, fuera de proporciones, al parecer destinada solo a hípsters, con Christian Grey representando el epítome del hombre absurdamente exitoso, capaza de hacerlo todo, desde tocar el piano, pilotar un avión, hasta ser sujeto de las pasiones de todas las mujeres que se cruzan en su camino.

El propio diseño de producción parece destinado solo a gente que vive bien, los personajes son totalmente unidimensionales, comenzando por el maloso Jack Hyde, quien se desarrolla como un antagonista sin muy sólidas motivaciones para su acoso sistematizado de Anastasia.

Lo curioso es que consigue tocar temas con los que cualquiera puede identificarse, como las dificultades propias de toda relación, la reticencia del hombre moderno a la paternidad contra el deseo prácticamente instintivo de las mujeres a experimentar la maternidad; los celos, el verdadero compromiso y el momento en que se debe sentar cabeza, o sea, madurar realmente.

Recomendable para quienes hayan gustado de las anteriores entregas.

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