La chica en la telaraña



Por Francisco Xavier Lopez.

Siete años después de la primera adaptación holliwoodense a la saga escrita por Stieg Larson, el director uruguayo Fede Alvarez (Don´t Breathe, Evil Dead) retoma la historia de la hacker Lisbeth Salander, quien se enfrenta a una red criminal que la hace reencontrarse con aspectos de su pasado.

Claire Foy (The Crown, The First Man) da vida a esta nueva version de Lisbeth, que continua su cruzada contra los hombres que violentan a las mujeres, lo cual la mantiene al margen de la ley. Lisbeth es contactada por Frans Balder (Stephen Merchant), un desarrollador que ha abandonado Sillicon Valley, quien le pide ayudar para recuperar un programa capaz de controlar todos los sistemas de defensa estratégica del mundo.

Hasta ahi, la historia sigue más o menos el argumento de la novela, pero a partir de entonces, comienza una adaptación libre en la cual se cambian, agregan y omiten momentos, situaciones y detalles, por lo cual el público seguidor de las novelas posiblemente se sienta defraudado por la larga espera para ver a su heroina en la pantalla grande.

Hay que establecer que esta cinta no es el sentido más estricto una continuación, sino una especie de reinicio y no sólo por el cambio total en los actores, sino porque deja de lado la primera película. Lo que a primera vista puede parecer una defecto, es al mismo tiempo un acierto, ya que LA CHICA EN LA TELARAÑA funciona por si misma, no es necesario conocer nada de los personajes ni de las historias previas.

La película inicia con un flashback que establece la relación de Lisbeth con su futuro adversario y después el argumento es completamente lineal, salvo un minúsculo retroceso en el cual se le explica al espectador un detalle que difícilmente podia notar y que influye un poco más adelante en la trama.

Precisamente esta dirección de la narrativa hace que la película se sienta larga y pesada, sobre todo en el último tercio, quizás era prudente incluir más retrospectivas para dar contexto a la protagonista y antagonista, quienes sólo en el desenlace revelan la naturaleza y el porque de su enfrentamiento.

El director falla en desarrollar a los personajes, ya que estos solo existen en función de su relación con Lisbeth y muy poco aportan a la historia. El periodista investigador Mikael Blomkvist (Sverrir Gudnason), poco hace de su profesión y termina transformándose en una especie de dama en peligro, que todo el tiempo necesita ser recatado por Lisbeth. Es curioso como uno de sus informantes le dice que cuide su cara bonita, ya que al final termina siendo sólo eso. Por otro lado, tampoco se desarrolla la relación con el agente Edwin Needham (Lakeith Stanfield), el conflicto entre Wasp y Thanos (si, como en los comics) ni el perfil sicológico de August (Chistopher Convery), el hijo de Frans Balder, cuya capacidad matemática es la clave para habilitar el software.

Más allá de un thriller sicológico, estamos ante una cinta de acción al más puro estilo de James Bond y, porque no, Misión Imposible o hasta Batman. Lisbeth es una mujer aislada, llena de conflictos, con escasas habilidades sociales y para quien lo único importante es su misión.

Foy tiene una interpretación falta de matices, pero que esta construido de acuerdo a como el director visualiza a su protagonista, su mirada es al mismo tiempo inexpresiva y poderosa.

En conclusión, LA CHICA EN LA TELARAÑA es una historia que exige poco de su publico y cumple entreteniendo. Definitivamente no se recomienda para los fans de la saga original, pero si para quien busca dos horas de entretenimiento.

Calificación; 8/10

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