Climax
CLIMAX;
LA DANZA INFERNAL DE GASPAR NOÉ
POR: MILENIO III
Hay un dicho popular que afirma, “No hay mal que por bien no venga” y al ver la quinta película del polémico cineasta argentino radicado en Francia Gaspar Noé he encontrado una huella viviente de que la verdadera expresión de este retruécano ocurre de forma invertida.
Al igual que la escandalizante IRREVERSIBLE (2002), esta cinta arranca con un epilogo general, que a pesar de la ambigüedad de su contenido bien concluye que una catástrofe terrible ha acontecido, posteriormente una secuencia de créditos finales que ahora son iniciales, una sucesión de entrevistas a mas de una docena de bailarines grabadas en VHS de los años 90 y un reinicio de los logos de las productoras principales (siendo VICE la más grata sorpresa) para arrancar con una electrizante escena de impactante coreografía donde se desenvuelven las habilidades dancísticas como principal distinción de esta coralidad de personajes. Esta será la única vez que los veamos en simbiosis como una unidad de baile (y según el realizador, está fue la única escena que se ensayó previamente sin improvisar). Posterior a esté impresionante rito dancístico, los bailarines miembros de una escuela especial de baile, inician una fiesta desatada por un recipiente lleno de apetitoso clericot, a lo largo de la noche, esta inofensiva pisteada poco a poco comienza a transformarse en una serie de acontecimientos desenfrenados que sacaran a flote el lado mas perverso e inhumano de cada uno de los danzantes. En donde no habrá forma de escape, pues están presos en su templo dancístico en medio de una infernal ventisca.
La cinta más enérgica, vibrante y electrizante de este provocador realizador es también la más cruel por ciertos detalles que denota la perdida de la inocencia. Las actuaciones son bastante creíbles resaltando el trabajo de la única actriz de trallectoria profesional de este extenso reparto; Sofia Boutella (The Mummy, Star Trek Beyond) quien ahora desenvuelve su destreza corporal (demostrando la danza ha sido su principal disciplina de formación), haciendo la esencia de esta película un carnaval de cuerpos dinámicos amalgamado a un selvático soundtrack de temas de disco y electrónica, una volátil fotografía en super 16mm y la siempre efectista dirección de Noé quién después de la soporífera e infumablemente egocéntrica LOVE (2015), sigue demostrando que es uno de los cineastas que mejor sabe representar cualquier situación (por mas banal que esta sea) en términos puramente cinematográficos, entregándonos así su cinta mas pulida en cuanto a forma y refinamiento audiovisual.
Sin embargo, los 90 minutos de duración la cinta tiene muchos minutos de sobra, especialmente por las escenas de exposición situacional presentadas en eternos planos fijos de parejas de personajes que conversan sobre sus pervertidos deseos relacionados a sus compañer@s de baile cual si fueran íntimos aquelarres de mal de ojo y magia negra. Aunque es mas que prometida la espera por un desenlace climático hipershockante y perturbador (sobre todo si lo comparamos con el tremendista e hiperviolento contenido de IRREVERSIBLE), el último acto solo resulta ser medianamente provocador y de incomodidad simplona pues solo logra estimular mas por la estridencia musical, la luz enrojecida incandescente y las truculentas acrobacias de cámara (al ponernos literalmente de cabeza) que por lo que realmente ocurre. Eso aunado a la trama enteramente anecdótica y la decisión del Noé de volver a iniciar con el epílogo, hacen que la cinta quede suspendida en un trunco evento final seguido de un muy tibio desenlace.
Pero aún así no hay que irse con la finta de que esta es la cinta más ligera y digerida de Noé, a pesar de no llegar al nivel de brutalidad y bravura esperada, CLIMAX es una carnaval de euforia magistralmente ejecutado que funge como una ambigua reflexión que advierte y comprueba que el mas mínimo indicio de bondad y generosidad discreta es capaz de despertar el peor lado de una persona, y como efecto domino desencadenar la mas turbia catástrofe. Pues como solía decir el brillante Oscar Wilde “Nosotros somos nuestro propio demonio y nosotros hacemos de este mundo nuestro infierno” Por lo tanto; no hay bien que por mal no venga.
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