El Vicepresidente: Más Allá del Poder




Por Francisco Xavier Lopez.

“A rio revuelto, ganancia de pescadores”. Con una metáfora muy poco sutil, el Director Adam McKay (El Reportero: la leyenda de Ron Burgundy, Ricky Bobby: Loco por la velocidad) construye una sátira directa y mordaz con el objetivo específico de exhibir al ex vicepresidente de los Estados Unidos, Dick Cheney, interpretado por un magnífico Christian Vale (El Reinado del Fuego, Terminator: La Salvación) que no solo se mete por completo en la piel del personaje con su ya acostumbrada transformación física para el papel; también construye una caricatura que por grotesca y deshumanizada termina por ser siniestramente cómica. Es necesario decir que la actuación supera al desarrollo del personaje, que es casi completamente unidimensional.

Es necesario aclarar que esta película va más allá de la tradición americana de dramas y thrillers políticos, es casi un manifiesto, una burla directa no sólo al personaje que retrata sino a la sociedad que le permitió alcanzar un poder casi absoluto detrás del telón de uno de los presidentes más tristemente célebres de la historia, George W. Bush (Sam Rockwell).

La historia tiene varios fallos, principalmente a la hora de enlazar los hechos históricos, ya que la principal preocupación del director y guionista es echarle en la cara al público, la clase de tipo que era Cheney. No repara en ningún momento en mostrar sus defectos, y enfatizar su principal virtud para la política, estar siempre al acecho y aprovechar al máximo sus oportunidades.

Poco se muestra de su ascenso al poder, aparte de su relación con Donald Rumsfeld (Steve Carrell) y como a partir de ahí construyo una red de poder que le permitió aprovechar una coyuntura y volver a la palestra cuando su carrera parecía terminada.

McKay se regocija mostrando los absurdos y estupideces de la clase política y el título original es un adec lado juego de palabras entre el prefijo vice (que hace las veces de) y la palabra inglesa vice (VICIO). Al llegar Cheney a la vicepresidencia, toma de facto las atribuciones presidenciales dejando de lado a un Bush que es también caricaturizado inmisericórdemente, a tal grado que parece salido de las páginas de MAD.



Minimizada por el trabajo de Vale, la interpretación de Rockwell (Galaxy Quest, Iron Man 2) pasa un poco desapercibida, pero es quizás igual de efectiva para lo que busca el director, con un poco de maquillaje y una gran actuación hace que lo pocos minutos de su personaje en pantalla cuenten y mucho.

Por otro lado, Amy Adams (Julie y Julia, Supercan) ha sido nominada al Oscar por su interpretación de Lynne, la esposa de Dick y a quien la cinta muestra como el verdadero motor que impulsa al protagonista a cambiar radicalmente su vida. Su trabajo es efectivo pero nada extraordinario.

El Vicepresidente es más un vehículo para atacar y burlarse en un especie de venganza de los liberales de Hollywood hacia una de las figuras más fuertes del Partido Republicano, que un verdadera biopic. Hay escenas completamente ficticias que se insertan para recalcar momentos claves, todas ellas realizadas con un humor negro brutal. la escena del restaurante y la del Focus Group son especialmente bien logradas, porque atacan sin miramiento tanto a la clase política como a la sociedad estadounidense, los votantes. Pero, precisamente ese humor es el que hace que varias de las escenas que deberían ser más dramáticas se pierdan.

En lo personal me recordó por momentos a la cinta de 2005 Gracias por fumar, en donde también la sátira termina superando la crítica y cuyo público objetivo es limitado.

Totalmente recomendable para los interesados en la sátira política y en la historia.

Calificación: 9/10




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