Attraction, la guerra ha comenzado

Por OscarFernando

(En ruso, Pritiazhenie)

Dirigida por Fiódor Bondarchuk

Con Irina Starshenbaum, Aleksander Petrov, Oleg Ménshikov, Rinal Mujamétov, Nikita Kukushkin, Yevgueni Sangádzhiev, Alekséi Maslodúdov y Yevgueni Mijeyev

Una nave alienígena se ve atrapada en una lluvia de meteoritos en la Tierra, contribuido esto por un protocolo de defensa de Rusia, lo cual la lleva a estrellarse en un distrito ahí, con la consecuente destrucción y bajas humanas. Una vez en el planeta, los tripulantes solicitan únicamente que les dejen hacer las reparaciones que necesitan para irse, pero la hija de un alto mando militar establecerá contacto con uno de los viajantes, lo cual la conducirá a una inesperada relación.

La película recuerda en muchos modos a Crepúsculo, eso es lo primero que se hace evidente, además de que desarrolla naturalmente varias de las formas del cine de Hollywood, pero fuera de ello, es un interesante ejercicio de ciencia ficción con una visión menos etnocentrista, es decir, saliendo del tradicional esquema de que todo pasa en los Estados Unidos y por lo visto solo allá puede considerarse que es todo el mundo.

Esto porque, tras un experimento tan raro como los Guardianes, mero refrito de los Vengadores de Marvel, esta película hace una denuncia sobre la intolerancia y el racismo inherente a todo el género humano, cuando en realidad no se está enfrentando otra cosa que a los iguales. Está hecha de un modo efectista, y el trabajo en efectos visuales es muy bueno, aunque no el mejor para los estándares actuales, pero en general sale bastante bien librada, sobre todo porque por su propia naturaleza exige el desarrollo de varias tomas digitalizadas; el diseño de producción sin ser en particular impresionante, en especial por los trajes alienígenas y su nave, que por fortuna no tiene nada exagerado, es bueno y creíble gracias a lo conservador, la musicalización de Ivan Burliáyev está al nivel requerido y la conversión a IMAX en general funciona bien por los visuales.

Es debido recordar que, después de la lengua inglesa, precisamente la rusa es la que ofrece mayores contenidos de ciencia ficción, eminentemente literarios, solo que la mayoría no son traducidos a otros idiomas; y en la carrera espacial, Rusia le va francamente adelantada a la NASA en aspectos técnicos básicos. Así, uno de los fuertes de la prosa en ruso no es otro que la ciencia ficción.

La película pareciera llena de lugares comunes, como el militar que enfrenta a los ajenos valiéndose de su alta posición, la difícil relación con su hija, la historia de amor con todo y un novio celoso que malentenderá sus propios actos, pero la ejecución es distinta y lo más interesante es el discurso sobre xenofobia; no llega a las cruda sutileza del Sector 9 de Neill Blomkamp y Peter Jackson, pero el mensaje está ahí y es el más claro de toda la película, así como la protección de los recursos. Habrá quienes digan que se parece incluso a los Guardianes de la Galaxia Vol. 2, por presentar el paradisíaco vistazo al mundo alienígena, pero ello solo es por un momento; en realidad de opciones como la exagerada Valerian y la ciudad de los mil planetas, a la que muchos no le entendimos, a esta, es mejor ver Attraction por eso, es más entendible.

El sector ruso de cine, como el chino, desde hace tiempo busca industrializarse a una mayor escala para representar una competencia más significativa a los contenidos norteamericanos, país que perdió en cuestión de meses su prevalencia política y cultural por haber elegido a un declarado racista, clasista y xenófobo como presidente, dando un retroceso de décadas, y ahora las opciones siguen ampliándose, después de todo el cine es, antes que nada, una expresión cultural, así que el único que sale ganando es el espectador, pues estas nuevas ofertas están y es bueno darles una oportunidad.

Attraction es una sencilla película de ciencia ficción, con mensajes básicos, como la degradación del planeta, la intolerancia debida a la incomprensión y tender puentes a través del amor, por lo que no debe considerársele una mala opción, bien puede resultar satisfactoria para quienes gusten del género.