Problemas en Lucasfilm

Por OscarFernando

Con la salida del director Colin Trevorrow del futuro Episodio IX de Star Wars, la compañía filial de Disney encabezada por la productora Kathleen Kennedy ya de plano está dando la imagen de que en verdad no deja exactamente trabajar con mucha libertad a sus creativos, sobre todo porque no es la primera vez que pasa esto.

En descargo de Kennedy, sería imposible no reconocer que ha dado un gran resultado a la compañía, pero su estrategia está demostrando ser mucho más agresiva de lo que cualquiera hubiera pensado hace cinco años en que se le designó presidenta de Lucasfilm, en el momento mismo en que se dio a conocer la adquisición por parte de Disney y la inmediata reactivación en cine de la franquicia de la Guerra de las Galaxias.

Sin embargo, las prácticas de negocio de la productora no dejan de verse un poco mal, comenzando ante el público, a este paso varios realizadores se lo pensarán bien antes de aceptar un trabajo con ella, con los consecuentes retrasos que ello pueda eventualmente provocar. Si bien la productora es toda una cazadora de grandes talentos, fórmula plenamente demostrada en sus buenos resultados, eso vuelve el ambiente más difícil para trabajar, nada más JJ Abrams, Rian Johnson y Colin Trevorrow fueron reclutados como realizadores completos, tanto escribiendo como dirigiendo, y eso es lo que al parecer está provocando, en principio, conflictos; este tipo de realizadores no suelen ser muy pacientes, son cotizados y requeridos por su probada capacidad, el problema con Trevorrow fue el gran fracaso de su última película.

El compromiso de Trevorrow fue completo el tempo que estuvo en Lucasfilm, aún con ese reciente traspié en su carrera y los inmediatos cuestionamientos del propio público, había manifestado que no por ello el Episodio IX tendría problema y después, con el triste fallecimiento de Carrie Fisher, se hizo público que hacían los ajustes con él para solo retirar al personaje de la actriz y no “matarla”, es decir, un comportamiento profesional. Pero Kathleen Kennedy, simplemente terminó despidiéndolo.

Para colmo, esto sucede apenas un par de meses después de que los directores Phil Lord y Chris Miller fueron también despedidos por la productora porque no le gustó la orientación abiertamente cómica que estaban dándole al filme del joven Han Solo, además de que ahora es prácticamente de conocimiento público que no se respetó el trabajo de Gareth Edwards para Rogue One, a la cual se le hicieron severos cambios dirigidos por el realizador de acción Tony Gilroy, pero el inglés, discreto y profesional, no hizo comentarios desfavorables sobre ello, solo se ha distanciado de nuevo del aparato de Hollywood, como ha pasado antes con muchos otros directores desencantados con ese ambiente en que solo se piensa en dinero y vender bien las producciones.

Pero no sería la primera vez, nada más recuérdese la franquicia James Bond en donde todos y cada uno de los directores ha sido contratado exclusivamente para eso, dirigir, el guion siempre es algo básicamente fuera de su control. Aun así, la percepción de los talentos en Hollywood hacia Lucasfilm no podrá ser en adelante del todo favorable.

Lo irónico es que la estrategia de Kennedy parece ser en extremo sencilla, optar por realizadores de buenos y recientes éxitos, sin medir la falta de experiencia, para sus producciones tanto escribiendo como dirigiendo, lo cual ya está chocando con sus personalidades; el caso de Josh Trank es otra muestra de la visión un tanto oportunista de la productora, no está midiendo bien la capacidad de los directores, los contrata solo si vienen de haber ganado popularidad por algún buen trabajo. Lo que va a suceder es que, tal como en la citada franquicia del agente Bond, la productora terminará reclutando directores solo para eso, dirigir, sin darles injerencia alguna en el guion, con lo que tal vez el perfil de estos cambie a meros maquiladores, como pasa en franquicias de otros géneros, sobre todo terror y acción.

Colin Trevorrow tuvo un tropezón en su carrera con El libro de Henry, como puede sucederle a cualquier director, ni siquiera el gran Steven Spielberg ha estado exento de quedar (muy) por debajo de la expectativa, o Martin Scorsese, cuya última película, Silencio, no muchos tomaron en cuenta, ni críticos ni público, lo cual provocó hasta la molestia pública de su protagonista Andrew Garfield, así que será interesante ver qué hará ahora que está liberado de su compromiso en Lucasfilm, pero en esa compañía, el trabajo para cualquier director evidentemente se ha vuelto algo inseguro.

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